Cuando le dije a mi chico que tenía una sorpresa para celebrar nuestro aniversario, se puso tan contento. Le gusta que le sorprenda, ¡claro, no te fastidia! Suelo ser detallista y después de tanto tiempo juntos, suelo acertar casi siempre. Lo que a el no le ha debido quedar tan claro aún, es que a mí también me encantan las sorpresas. Sorpresas bonitas, no como aquel día que me dijo, cariño, ¡Sorpresa, hemos cogido piojos en el cole!
Bueno, pues la sorpresa consistía en pasar la noche en un bonito hotel del centro de Madrid, los dos solos. Pues si algo he aprendido a lo largo de los años, es que para que una familia funcione, hay que cuidar la pareja. Hay que buscar momentos para estar solos y reencontrarnos con la persona que somos y con la que queremos estar.
El hotel elegido fue el Hotel Praktik Metropol. Un hotel bien situado en el centro de la Gran Vía madrileña, frente a la moderna calle Fuencarral. Se trata de un edificio de los años 20 que nos recuerda al estilo arquitectónico modernista de los edificios de Nueva York.
El Praktik Metropol posee un interiorismo muy cuidado a pesar de ser de gama económica, el hotel no descuida ningún detalle. En las zonas comunes el mobiliario y la decoración es de estilo nórdico-industrial, con sillones chesterfield, lámparas de acero y grandes mesas de madera. También hay que mencionar que este hotel cuenta con una maravillosa terraza, donde puedes subir tu propia botella de vino y degustarlo bajo las estrellas, disfrutando de una panorámica impresionante de Madrid.
Fuente: Web Hotel Praktik Metropol
Lo que me decidió a reservar este hotel, en realidad, fueron sus habitaciones especiales Gran Vía Corner Rooms. Estas habitaciones tienen unas fantásticas vistas panorámicas de 180 grados de la Gran Vía. La decoración de la habitación es muy sencilla y a la vez bonita, con una fabulosa y cómoda cama. Los baños estilo años 40, con baldosas tipo metro y acabados elegantes.
Fuente: Web Hotel Praktik Metropol
Para rematar la faena, cenamos en uno de los fantásticos restaurantes de la Gran Vía, y para desayunar, ¡sorpresa otra vez! llevé a mi chico dando un pequeño paseo a un precioso lugar para desayunar, el Café del Jardín, en el museo Romántico. Os lo recomiendo.
